Unos 6 años atrás pensaba que necesitaba balancear mi vida: había nacido mi primer hijo y mi carrera en la industria automotriz me absorbía.
Quería más tiempo en familia. O que al menos estuviera a la par el tiempo en familia comparado con mi tiempo de trabajo.
Decidí renunciar.
Dejé mi trabajo como ingeniero y me empecé a abrir camino en negocios digitales.
Creí que estaba llegando al balance, pero me di cuenta que el balance era una ilusión:
Si dedico mucho tiempo a mi familia, dejo de construir un sustento para ellos.
Pero si dedico mucho tiempo a construir, entonces tendrán todo, pero les faltaré yo.
Y me di cuenta que, como dicen por ahí "para todo hay un tiempo bajo el sol".
Hay temporadas que serán de muchísimo trabajo, y el tiempo en familia se verá reducido. Y temporadas donde podremos disfrutar juntos de lo producido, y descansar.
Para entonces volver a repetir el ciclo.
Ahora nace la pregunta: ¿cómo integrar la vida?
En mi caso me funciona esto: verme como un todo.
Todos mis roles deben integrarse en un todo.
Y para no seguir haciendo más largo este escrito y aclarar a qué me refiero, dejaré un ejemplo:
Estas últimas semanas han sido semanas de construir. Mucho trabajo, y por lo mismo, menos tiempo en familia.
Pero el estar envuelto en el trabajo, no debe hacerme olvidar que no soy un hombre trabajando, sino soy un padre y esposo construyendo para los suyos.
Parece muy simplón, pero esta mentalidad te hace pensar constantemente:
¿Cómo me mantengo presente?
¿Cómo hago que mis hijos sientan que sigo estando ahí, aunque durante esta temporada compartamos menos tiempo juntos?
¿Cómo hago para mantener la conexión con mi esposa?
Mi hijo mayor pintó su primer cuadro durante estos días.
Mi segundo hijo mejoró su combate de jiu jitsu.
Mi niña está volviéndose más autónoma.
Y mi esposa, bueno, cada vez me queda más claro que sí es la mujer maravilla en vida real.
Así que un día, antes de salir de casa cuando todos aún dormían, les escribí una carta a cada uno.
¿Qué decía? — simplemente les hice saber que soy consciente de lo que sigue pasando en sus vidas, y que sigo estando ahí.
Que aunque es una temporada donde estoy menos en casa, mi corazón y mi mente están siempre ahí con ellos, y ellos siempre en mi.
Me sorprendió mucho cómo se emocionaron con la carta.
La guardaron con mucho amor, e incluso la siguen leyendo de vez en cuando.
No esperaba esa reacción.
No esperaba que enfocarme en integrar mi vida, en vez de seguir persiguiendo el "balance", fuera a tener tanto impacto en mi familia.