Cuando todos observan hay luz sobre mí, y mi oscuridad no sale por miedo a ser descubierta.
Cuando nadie observa hay oscuridad sobre mí, y entonces mi oscuridad sale.
Soy lo que hago cuando nadie me ve.
Soy los pensamientos que callo.
Soy las palabras que me trago.
Soy las ideas que oculto.
Soy lo bueno que guardo sólo para mí y el Creador; soy lo malo que sólo Él y yo conocemos.
No soy lo que todos creen que soy; soy lo que queda cuando la oscuridad de su mirada me desnuda.
Porque la oscuridad que provoca su mirada no es penumbra, es luz cegadora.
Entonces todo se vuelve noche y pareciera ser que los ojos exteriores ya no me observan.
Entonces mi ser interno se abre y libera.
Y vivo hacia adentro, como fuera de mí. Y hay algo adentro que no quiere salir.
Pero ya no es oscuridad; ni siquiera soy yo.
Es Él, y ya no se quiere ir.