Tener estos 7 aprendizajes a los 24 años, cuando me casé, me hubiera ahorrado montones de problemas.
En fin, decidí escribir sobre ello esperando que te sirvan:
- Las parejas felices también pelean, porque pelear no daña un matrimonio: no saber cómo hacerlo sanamente, sí. Las palabras: - “Es que tu…” - “Tú siempre…” - “Tú la vez pasada…” Son leña para el fuego que hará arder una mala pelea, que puede terminar en palabras hirientes. Es la trampa de buscar siempre que la culpa caigan en el otro, pero ya leerás sobre eso en el punto 4. Así que enfócate en el problema que generó la pelea, no en la persona. En cómo la situación te hace sentir, qué te hace pensar y qué te incomoda. Y usa palabras como: - “Esto me hace sentir…” - “Tengo la impresión de que…” - “Todo esto me molesta porque…” En pocas palabras: comunicación asertiva. Sí, hay que ser directos. Pero directos al problema, no a tu pareja.
- Es necesario tener conversaciones incómodas, y evitarlas sólo hace peor el problema. Como cuando tienes una herida y no quieres ponerle alcohol porque arderá. Algo así pueden llegar a ser estas conversaciones en pareja. A la larga, evitar el dolor del problema sólo hará que se infecte. Nos pasó a nosotros, y por mi culpa. Pero más abajo te cuento… La felicidad de una pareja es proporcional a su capacidad de hablar temas espinosos frente a frente. Y además una señal de madurez de cada uno. Algo importante: no sólo es tener las conversaciones incómodas, sino activar la inteligencia emocional para saber cuándo y donde tenerlas. (Ya escribiré sobre el poder de la inteligencia emocional en el punto 5 los próximos días) También por eso señalo FRENTE a FRENTE. Pero para no hacer esto más largo, te dejo una lista de lo que en nuestra experiencia serían 5 recomendaciones para tener conversaciones incómodas: 1. Que sea en persona. 2. Evitar por whatsapp o teléfono. 3. De preferencia en un lugar a solas. 4. Inteligencia emocional + Comunicación Asertiva (post anterior, te lo dejo abajo). 5. Agendar un espacio para hablar del tema. Este último punto es especialmente para cuando la conversación se detona en el momento y lugar equivocado. Hay una técnica que recomienda el Dr. Gottman para cuando la discusión se sale de tono: Time Out (Tiempo Fuera). Y básicamente es: - Pedir una pausa. - Dejar pasar unos minutos para calmarse. - Y acordar cuándo volverán a hablar del tema. Esto le da oportunidad a cada uno de pensar más detenidamente cómo abordar el tema, y hasta qué palabras usar para evitar ofender al otro (comunicación asertiva). Y aquí es donde yo me equivocaba… No es que los hombres “le saquemos la vuelta” a los problemas en una relación. Es más bien que tendemos a preferir evitar el drama. (Sumado a que a algunos no nos enseñaron a canalizar emociones.) Así que me la pasaba evitando discusiones y tragándome palabras, hasta que un día exploté y el “drama” que evitaba resultó peor. Ya te imaginarás el desmadrito, y Elena te lo puede confirmar. Que no te pase lo mismo.
- Hacer sentir escuchada a tu mujer tiene más poder que cualquier palabra. Son 6 cosas las que tu mujer más necesita en sus momentos difíciles: Tus 2 oídos. Tus 2 ojos. Y tus 2 brazos. Las palabras, en estas situaciones, son como plumas. Por eso bien dicen que se las lleva el viento. Cuando te cuente sus problemas, una de las últimas cosas que quiere es que se los resuelvas. Lo primero que quiere es tu atención, y que la escuches. No quiere que le digas “aha”, “ok”. Quiere que le hagas más preguntas sobre lo que te está contando. Quiere que muestres interés en sus cosas. Y si tienes la osadía de ofrecerle una solución, siempre pídele permiso antes para darle tu sugerencia. Esta es una especie de súper poder que no todos los hombres logramos dominar. Porque es un poder que no se conquista a fuerza de voluntad, sino a fuerza de amor.
- Naturalmente buscamos evitar la culpa y hacernos responsables por un error, pero hay que luchar siempre contra eso. Se llama ego, o “buena fama”, y buscamos protegerlo incluso inconscientemente. Es como un mecanismo de defensa que, curiosamente, sale más a la luz frente a personas que amamos. En realidad sale ante 2 tipos de personas: Las que amamos. Las que queremos impresionar o con las que queremos quedar bien. Y para muchos, las primeras caen en las segundas. Pero ¿no se supone que esas personas que amamos deberían ser nuestra “zona segura”? Exacto, deberían. Más no siempre es así. Aquí es donde el tema en pareja converge: No se trata sólo de exigirle al otro que asuma responsabilidad sobre sus errores. Se trata de también crear el espacio donde se sienta seguro de hacerlo. Ojo, tampoco es requisito o excusa para no hacerse responsable. Porque una persona con buena inteligencia emocional sabrá asumir responsabilidad incluso en ambientes hostiles. Pero piensa en el niño que tiene padres perfeccionistas ¿se sentirá con la seguridad y confianza de aceptar un error cuando lo cometa? (Aquí me acabo de lanzar una pedrada a mí mismo…) Así que el trabajo es de las 2 partes: Quien comete el error debe luchar contra su ego y contra ese mecanismo (casi automático) de defensa que lo quiere proteger de los sentimientos poco agradables que trae consigo el “sentirse culpable”. Y quien es el “afectado”, debe asegurarse de hacer sentir al otro en una zona segura en donde lo que se busca no es la culpabilidad, sino la responsabilidad. Una pareja, un matrimonio, que logra dominar esto, tiene el 90% de los conflictos resueltos.
- La inteligencia emocional vale más que cualquier tipo de inteligencia (cuando de amor se trata).
- Se trata de “ser uno”, pero sin perder cada uno su esencia individual.
- Trabajar intencionalmente en ti mismo, para ser mejor, es de los mejores actos de amor que podrás hacer por tu mujer.
No quiere que le digas "aha", "ok". Quiere que le hagas más preguntas sobre lo que te está contando. Quiere que muestres interés en sus cosas.