- Si estás junto a ella y pasa una mujer atractiva, vuelve tus ojos a tu mujer.
Fija tu atención en ella. Incluso abrázala o entrégale un beso.
Hazle saber que aún frente a otras bellezas, tú eres su hombre y la prefieres a ella por encima de todo.
Y conforme más pasen los años, hazlo más.
La belleza de una mujer no se acaba con los años; evoluciona.
Si tus ojos de hombre no evolucionan, entonces te pierdes de apreciar la evolución de la belleza de tu mujer.
- Interrumpe 2 ó 3 minutos “tus cosas” en el día para escribirle o llamarle.
Ella no quiere saber dónde estás o qué estás haciendo todo el tiempo.
Ella lo único que quiere es saber qué tanto está presente su amor en ti, aún cuando ella no está.
Cuando algo te recuerde a ella, díselo.
Cuando escuches su canción favorita, mándale un screenshot. Dile que es imposible escuchar esa canción y no pensar en ella.
A los hombres nos gusta la admiración; a las mujeres la dedicación.
Y dedicarle cosas como esta es la mejor demostración.
- Sostén tu mirada fija en sus ojos unos momentos, aunque ella no te esté viendo.
Durante una reunión, o a solas, hazle sentir que la ves constantemente.
Es comunicarle que tiene tu atención.
Es comunicarle que te es imposible no sentirte atraído por su presencia.
Y cuando sus miradas se crucen, regálale una sonrisa o un guiño.
Se sentirá reconquistada, pero sobre todo amada.
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No existen pequeños detalles; existen pequeños amores.
Y pequeño se queda el hombre que no se esfuerza por amar a su mujer en los detalles.
¿Cuesta? — Mucho.
Porque a muchos no se nos enseñó que amar cuesta.
Pero si realmente queremos algo “para toda la vida” ¿no sería justo que eso nos costara incluso la vida misma?